Los exoesqueletos son armazones mecánicos que se colocan sobre los brazos, piernas y espalda de una persona con la idea de ayudarle a realizar ciertos movimientos o a soportar pesadas cargas, una aplicación práctica de la robótica que hemos visto aplicarse en el campo militar (para que los soldados puedan portar cargas más pesadas) y en el campo de la medicina para permitir a personas que sufren algún tipo de parálisis volver a andar o a mover sus brazos. La verdad es que este tipo de sistemas tiene mucho potencial y, de hecho, es algo que también ha estado explorando la NASA dentro del proyecto Robonaut 2 hasta el punto de desarrollar el X1, un exoesqueleto concebido para que los astronautas puedan ejercitar sus piernas en condiciones de ingravidez que, además, podría ser utilizado en la Tierra para ayudar a caminar a personas que sufran algún tipo de parálisis.
El X1 es un exoesqueleto de 18 kilogramos de peso y 10 grados de libertad de movimientos que ha sido desarrollado por la NASA y el Institute for Human and Machine Cognition de Florida con una doble funcionalidad: por un lado, ofrece a la persona que lo lleva una resistencia al movimiento de sus piernas, un efecto ideal para ejercitar los músculos de los astronautas en condiciones de ingravidez (puesto que les obliga a hacer ejercicio) pero, por otro lado, sus motores pueden servir para ayudar a una persona a caminar si sufre algún tipo de parálisis que impide su movimiento.
Este doble papel, sobre todo su aplicación práctica en la Tierra, es bastante interesante y es una muestra más de los beneficios que revierte la exploración espacial en la humanidad, incluyendo la aplicación práctica de la robótica (dentro del proyecto Robonaut). De todas formas, aún no podemos lanzar las campanas al vuelo porque el proyecto es experimental y se encuentra en una fase de desarrollo con la idea de evaluar las posibilidades del sistema (andan concentrados en el diseño) y en mejorar la tecnología; además, entre las funcionalidades que se quieren desarrollar está la monitorización del usuario para que, en el caso de un astronauta, se pueda seguir desde el control terrestre la evolución de los ejercicios y medir la eficacia del plan de entrenamiento-ejercitación.
Combinando 4 articulaciones motorizadas y 6 pasivas, el X1 es capaz de oponer resistencia al movimiento o facilitarlo, un artilugio bastante interesante que ojalá llegue a buen puerto y pueda facilitar la vida de mucha gente.
Imágenes: NASA
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