Su nombre es Jianhui, tiene cinco años de edad, implantes en el cerebro y sus dueños son científicos de la universidad Zhejiang, en la provincia Zijingang de China. El objetivo de los implantes es transmitir señales eléctricas a una mano robótica. No es que Jianhui haya perdido una de sus manos, sino que la mano robótica imita sus movimientos, dedo por dedo.
Jianhui es parte de un equipo de investigación en interfaces cerebro-computadora (o mente-máquina, según los gustos de cada quien, o BCI para los entendidos). Los BCI son dispositivos que asisten, aumentan o reparan las funciones cognitivas o senso-motoras de un ser vivo. En el caso de Jianhui, el BCI duplica sus habilidades motoras.
No fue sino hasta hace unos días que el equipo chino dirigido por el Dr. Zheng Xiaoxiang anunció su éxito en capturar y descifrar las señales eléctricas provenientes del cerebro de Jianhui, en tiempo real, para que la mano robótica reproduzca el movimiento de los dedos al instante.
El Dr. Zheng menciona que
Este es el último logro en el campo de las BCI, que no sólo da esperanzas para el desarrollo de extremidades artificiales de precisión, también descifra el código del cerebro y construye un modelo de bio-retroalimentación.
Lo sensores colocados en el cerebro de Jianhui hacen las veces de 200 neuronas (un sensor por neurona, de hecho), suficientes para interpretar los movimientos del mono y controlar la mano artificial. Zheng cree poder ir más lejos en la investigación, crear sensores más precisos, sobre todo a la luz de que son unas 10.000 las neuronas que logran producir la riqueza de movimientos que tenemos en los dedos de la mano.
Las aplicaciones de esos sensores y algoritmos en personas con discapacidades motoras son obvias, y, sin embargo, impresionantes.
Aquí un vídeo de Jianhui en acción (gracias a Matz en los comentarios por el link):
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