Ha sido un grupo de investigadores del King College en Londres los que han proporcionado la primera evidencia experimental que confirma la teoría del famoso matemático sobre cómo los patrones biológicos, tales como las rayas en los tigres o las manchas en el leopardo, se forman a partir de la interacción de un par de morfógenos. Un resultado que abre nueva posibilidades a la medicina regenerativa.
Alan Turing fue el primero en formular la teoría en la década de los 50. El hombre propuso la idea de que la repetición de patrones regulares en los sistemas biológicos son generados por un par de morfógenos que trabajan juntos, uno como activador y otro como inhibidor.
Los resultados que serán publicados esta semana en Nature proporcionarían la primera evidencia a la teoría. Demuestran no sólo un mecanismo que es relevante en el desarrollo de los vertebrados, sino que también proporciona un razonamiento sobre la idea de que los morfógenos, productos químicos que controlan los patrones, pueden ser utilizados en la medicina regenerativa para diferenciar células madre en el tejido.
Para ello, los científicos fueron capaces de identificar los morfógenos específicos implicados en este proceso (los llamados FGF y Shh) en el desarrollo de las crestas regularmente espaciadas que se encuentran en el techo de la boca en ratones. Demostraron que cuando la actividad de estos morfógenos aumenta o disminuye, los patrones se ven afectados tal y como teorizó Turing. Habían encontrado la “fórmula” que identificaba a los morfógenos involucrados en este proceso, y por tanto, de evidenciar los efectos predichos hace 60 años por el matemático.
Según cuenta Jeremy Green, del Departamento del King College:
Las estructuras regularmente espaciadas, como la de los folículos de las vértebras y el pelo de las rayas de un tigre o el pez cebra, son un motivo fundamental de la biología. Hay varias teorías acerca de cómo los patrones de la naturaleza se forman, pero hasta ahora sólo había evidencia circunstancial para el mecanismo de Turing. Nuestro estudio proporciona la primera identificación experimental de un sistema activador-inhibidor en el trabajo de la generación de rayas.
Esto no sólo nos muestra cómo los patrones como las rayas se forman, sino que proporciona confianza en que estos morfógenos se pueden utilizar en el futuro para la medicina regenerativa, para regenerar la estructura y el patrón para diferenciar células madre en otros tejidos.
Un hallazgo que abre una nueva ventana para la propia medicina a la vez que resulta un merecido homenaje al nombre de Alan Turing en el año que se conmemora su centenario.
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