¿Qué pasaría si el 60 o el 80% de todos los conocimientos sobre cualquier materia estuviesen disponibles gratuitamente online en un formato apropiado para que una persona pudiera adquirir las destrezas necesarias por su cuenta? ¿Qué pasaría si se pudiera extender la educación secundaria a todos los adolescentes del planeta?
A finales de septiembre Nicholas Carr publicaba en MIT Technology Review un extenso artículo sobre la crisis en la educación superior. Ayer Michael Noer explicaba en Forbes cómo Khan Academy está reinventando la educación.
El modelo del campus tradicional donde los estudiantes estadounidenses pagan una media de 27.435$ (21.374€) al año por cada curso universitario es demasiado ineficiente para el siglo XXI. En EE.UU. el coste lo asumen los estudiantes (o su familia) siendo un lastre económico para jóvenes licenciados que “nacen” laboralmente con una deuda.
En España el coste de la educación universitaria lo soporta principalmente el Estado. Se paga por créditos con un coste entre 5,8€ y 27,14€ en primera matrícula y hasta 126,33€ por crédito en cuarta matrícula. Teniendo cada curso unos 60 créditos. Estudiar arquitectura puede costar en España entre 1.600€ y 5.300€ al año dependiendo de si se aprueba todo a la primera o a la tercera.
El problema es que para mantener el progreso cada vez se necesitan impartir más conocimientos a un mayor número de personas. Según un informe del comité de asesoría económica del presidente de los Estados Unidos, se gastan al año en el mundo 3,900,000,000,000$ (el 5,6% del PIB planetario) en educación.
Es necesario abaratar el coste por hora de la formación de calidad. Cada vez tiene menos sentido mantener sistema educativo heredero del modelo prusiano del siglo XIX con alumnos dividos por edades y jornadas presenciales divididas por clases de 1 o 2 horas de cada materia. Aquí es donde entran en juego los MOOC (Massive Open Online Courses). Se trata de una nueva generación de herramienta que pretenden ir más allá del eBook para crear experiencias educativas personalizadas para cada alumno utilizando técnicas de inteligencia artificial. Como parte del cambio de modelo, en lugar de recibir lecciones teóricas en clase e irse a su casa con ejercicios, los alumnos estudian previamente la teoría por su cuenta y luego van a clase para hacer reguntas, fijar conceptos y realizar prácticas con el profesor.
La publicación de contenidos gratuitoos online no es nueva, Harvard fue pionera en el año 1997, pero el ritmo de publicación de nuevos MOOCs está creciendo exponencialmente. Incluso en los sitios con herramientas más simples, las cifras son impresionantes. Khan Academy ofrece 3.400 píldoras educativas en formato de videos de unos diez minutos, casi 3.000 de ellas creadas por el propio Salman Khan, que han sido vistas por más de 200 millones de personas.
Los MOOCs no son la solución mágica para la educación, las clases presenciales y la interacción personal alumno-profesor seguirán existiendo y deben seguir existiendo. Las promesas de la aplicación de inteligencia artificial a las herramientas de formación se quedarán cortas una vez haya pasado su pico de expectativas (las promesas de la IA históricamente nunca se han cumplido). Pero yo digo que todos los conocimientos estándar de toda la formación reglada desde la primaria a la superior deberían hacerse disponibles gratuitamente online de manera que cualquier persona pueda adquirir por su cuenta los conocimientos que considere necesarios y convenientes. Ya veremos si luego termina el curso, se certifica de algo u obtiene el título oficial de aquello. Lo importante en primer lugar es que aprenda, que pueda aprender, y que pueda combinar cosas y conectar ideas interdisciplinarias.
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