Un equipo de investigadores en Ohio ha logrado crear pequeños músculos artificiales que son hasta 200 veces más fuertes que las fibras musculares humanas de tamaño comparable. Un desarrollo que podría significar en el futuro versiones mejoradas de músculos que se podrían adoptar en diferentes áreas. Aseguran que los robots de las próximas décadas se acercarán al aspecto humano gracia a ello.
Los científicos detrás del trabajo se muestran entusiasmados con lo conseguido. Estos han explicado las posibilidades que se abren en la mejora de este tipo de material. Las partes móviles en los robots o aviones son siempre impulsadas por motores. Esta es la razón de que durante las últimas décadas se haya intentado avanzar en la creación de músculos artificiales que funcionen de la manera más cercana a la que lo hacen los músculos de forma natural, se trata de buscar movimientos más delicados.
Ray Baughman, quién lideró el equipo detrás de este nuevo tipo de músculo artificial, comentaba sobre su desarrollo que:
Lo que hemos construido podría considerarse como una especie de hilo debido a la forma en la que se teje. Estos músculos podrían funcionar bien en pequeños dispositivos médicos. De la misma forma, hemos estado pensando en multitud de funcionalidades para este tipo de músculo. En el futuro, los músculos artificiales podrían dar a los robots un aspecto más natural en sus expresiones faciales.
Y es que el laboratorio ahora intentará fabricar cuerdas más largas del músculo. Una producción que explican que podría aplicarse como tela protectora para los uniformes de los bomberos. Una tela que automáticamente sellaría sus poros cuando se enfrentan a una situación de crisis.
Los músculos construidos están hechos de cuerdas de nanotubos de carbono, un material extremadamente pequeño al que los investigadores le agregan todo tipo de materiales, como filtros de agua para piezas de aviones experimentales. Baughman explica el proceso:
Lo que hicimos fue torcer los nanotubos, de una forma muy similar a como se hace con la lana o las fibras de algodón, en hilos más gruesos. Luego se llena el espacio hueco en los nanotubos con diferentes materiales, incluido parafina, la cera que va en las velas.
Para conseguir que los músculos se contraigan, los investigadores los calentaron brevemente. Una vez calentados, la cera de parafina se expande. Cuando la cera se enfría de nuevo, se contrae, y los nanotubos se hacen más estrechos y más largos. Este proceso es capaz de acortar y alargar otra vez cada 25 milésimas de segundo. Estas contracciones rápidas significan que los músculos son capaces de realizar una gran cantidad de trabajo.
Un tipo de tejido que los investigadores esperan que cambie y se convierta en un estándar en el futuro. Los laboratorios esperan que algún día se puedan tejer telas que requieran de kilómetros de fibra. Incluso están tratando de hacer músculos que reaccionen a las sustancias químicas en vez de al calor.
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