Artículo publicado el 30 de octubre de 2012 en NASA
El róver de la NASA Curiosity ha completado los experimentos iniciales, y estos nos muestran que los minerales del suelo marciano son similares a los viejos suelos basálticos de origen volcánico de Hawái.
Los minerales se identificaron en la primera muestra de suelo marciano introducida recientemente en el róver. Curiosity ha utilizado el instrumento denominado Química y Mineralogía (CheMin) para obtener los resultados, que están llenando huecos y dando más confianza a las primeras estimaciones de la composición mineralógica del polvo y fina arena que se extiende por todo el planeta rojo.
Marca dejada donde Curiosity tomó una muestra de suelo marciano Créditos de la imagen: NASA/JPL-Caltech/MSSS
“Hemos tenido muchas deducciones y debatges sobre la mineralogía del suelo marciano”, dijo David Blake del Centro de Investigación Ames de la NASA en Moffett Field, California, investigador principal del instrumento CheMin. “Nuestros resultados cuantitativos proveen identificaciones refinadas y, en algunos casos, nuevas de minerales en este primer análisis por difracción de rayos X hecho en Marte”.
La identificación de minerales en rocas es crucial para el objetivo de la misión de evaluar las condiciones ambientales pasadas. Cada mineral registra las condiciones en las que se formó. La composición química de una roca nos da solamente una ambigua información mineralógica, como en el ejemplo de los libros de texto del diamante y el grafito, que tienen la misma composición química, pero notables diferencias en cuanto a su estructura y propiedades.
CheMin utiliza difracción de rayos X, la práctica estándar que los geólogos usan en la Tierra en laboratorios con instrumentos de laboratorio mucho más grandes. Este método proporciona identificaciones de minerales mucho más exactas que ningún método usado anteriormente en Marte. La difracción de rayos X lee la estructura interna de los minerales al observar cómo interactúan sus cristales de manera distinta con los rayos X. Las innovaciones logradas en el Centro Ames permitieron que el instrumento de difracción de rayos X fuese lo bastante compacto para que pudiera encajar dentro del róver.
Estos avances tecnológicos de la NASA han dado como resultado otras aplicaciones aquí en la Tierra, incluyendo equipos compactos y portátiles de difracción de rayos X para exploraciones de petróleo y gas, análisis de objetos arqueológicos así como la identificación de medicamentos falsos, además de otros múltiples usos.
“Nuestro equipo está eufórico con los primeros resultados de nuestro instrumento”, comenta Blake. “Estos aumentan nuestra expectación sobre futuros análisis de CheMin en los meses y millas que aún quedan para Curiosity”.
La muestra específica para el primer análisis del CheMin fue suelo que Curiosity recogió en una zona de polvo y arena que el equipo ha llamado Rocknest. La muestra ha sido procesada a través de una criba que excluye partículas de más de 150 micrómetros, aproximadamente al ancho de un cabello humano. La muestra tiene, al menos, dos componentes: por una parte, polvo distribuido de manera global por las tormentas y finos granos de arena de origen local. De manera distinta a las rocas de conglomerado que Curiosity investigó hace pocas semanas, que tienen millones de años de antigüedad y son indicativas de la presencia de agua corriente, las muestras de suelo que ha analizado CheMin son más representativas de procesos modernos en Marte.
“Gran parte de Marte está cubierto con polvo y tenemos una comprensión incompleta de su mineralogía”, asegura David Bish, co-investigador del instrumento CheMin de la Universidad Indiana en Bloomington. “Sabemos que su mineralogía es similar al material basáltico, con cantidades significativas de feldespato, piroxeno y olivino, cosa que no era inesperada. Casi la mitad del suelo es material no-cristalino, como cristal volcánico o productos de la erosión del cristal”.
Bish declaró que: “Por el momento, los materiales que Curiosity ha analizado son consistentes con nuestras ideas iniciales de depósitos en el Cráter Gale, que recogen la transición de un entorno húmedo a seco. Las rocas viejas, como los conglomerados, sugieren agua corriente, mientras que los minerales en el suelo más joven son consistentes con una limitada interacción con el agua”.
Durante los dos años de misión principal del Proyecto del Laboratorio Científico de Marte, los investigadores usarán los 10 instrumentos del Curiosity para estudiar qué áreas del Cráter Gale ofrecieron alguna vez condiciones favorables para la vida microbiana.
Fecha Original: 30 de octubre de 2012
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