El oscuro negocio de las demandas masivas de usuarios por infracción al copyright había encontrado en Florida un soleado panorama para ejercer la extorsión como modelo de negocio. El troll de copyright John Steele, utilizó la antigua “Pure Bill of Discovery” para pedir a una corte local que ordenara que los ISPs revelarán los datos de cientos de usuarios que había demandado masivamente por compartir archivos protegidos con copyright.
El objetivo de la demanda masiva es poder obtener los datos personales de los supuestos infractores para poder llegar a un acuerdo monetario. Para eso necesitan los nombres y direcciones de las IPs recolectadas y para eso se solicitó que por medio de la “Pure Bill of Discovery” se pudiera acceder a esta información. Pero el copyright es materia federal por lo que las cortes locales no pueden dictar sentencias al respecto, sin embargo, por la clara mala fe de esta situación el juez Marc Schumacher descartó la demanda al considerar que:
Las cortes federales han mostrado una hostilidad extrema contra estas demandas, identificándolas como expediciones de pesca que juntan inapropiadamente a numerosos acusados, que fallan en cumplir con los estándares de petición federales y que son usadas para extorsionar a los acusados por medio de acuerdos con los acusados que no están sujetos a la jurisdicción de los tribunales y tampoco son culpables de infracción al copyright
Expediciones de pesca… algo así como a ver qué pesco. Una de las mejores definiciones hasta el momento para referirse a la deplorable actividad de las demandas masivas por supuesta infracción al copyright. Este precedente era crucial para poder comenzar a acotar la extorsión vía copyright. Desgraciadamente 4 días después de haberse dictado este precedente fue revocado, ya que el juez firmó por error la orden al asumir que todas las partes estaban de acuerdo, y no fue así.
La sentencia además era fundamental por otras dos razones. La primera es que el juez Shumacher consideraba que estas demandas violaban el derecho a la expresión anónima que protege la Primera Enmienda de los Estados Unidos:
La Suprema Corte en muchas ocasiones a reconocido que la Primera Enmienda protege el discurso anónimo. Otras cortes federales han sostenido que los usuarios de Internet que comparten obras protegidas con copyright vía aplicaciones de BitTorrent están involucrados en la expresión anónima que garantiza la protección de la Primera Enmienda.
La segunda razón es que actualmente existe un caso en Estados Unidos en el cual se discute si la pornografía debe o no estar protegida con copyright, bajo el argumento de que las obras con expresiones obscenas no promueven el progreso de la ciencia y las Artes útiles que las clásulas dedicadas al copyright en la constitución de Estados Unidos requieren. De acuerdo a Fight Copyright Trolls este caso involucra en su mayoría material pornográfico.
No es la primera vez que los trolls de copyright reciben una paliza en las cortes por la mala fe y manipulación de la ley con fines económicos que sus demandas masivas implican. De hecho una corte de Illinois ha considerado antes que el responsable de esta demanda en Florida, John Steel, ha abusado “el sistema de litigio en más de una forma” El caso de Righthaven ha sido crucial para que los jueces comenzarán a entender la forma en la cual operan estas compañías, sin embargo, técnicamente su actividad no es ilegal por lo que aún no hay forma de detener estos abusos.
Cada vez hay más pruebas del daño al respeto a la propiedad intelectual en sí, que los trolls de copyright y patentes provocan. Es increíble que las cortes sigan aceptando demandas de este tipo, pero aún más, que sean errores administrativos los que obstaculizan los precedentes legales que podrían detener por completo que se repitan este tipo de abusos.
Imagen Nick J Webb
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