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miércoles, 28 de marzo de 2012

Terapia electroconvulsiva o electroshock en la actualidad

La terapia electroconvulsiva TEC o electroshock se usó por primera vez en 1938. Consiste en una descarga eléctrica en la cabeza que produce una convulsión. Es una técnica que tiene muy mala fama pese a lo cual más de un millón de personas la reciben cada año.

En la excelente película One Flew Over the Cuckoo’s Nest, de Milos Forman, Jack Nicholson encarna a un personaje que es recluido en un hospital psiquiátrico. Tras revolucionar el centro y amenazar la estabilidad de la institución, es sometido a electroshock y finalmente a lobotomía que acaba con su resistencia. La realidad difiere, sin embargo de la presentada en la película en varios aspectos. Si bien la lobotomía es una técnica brutal y uno de los mayores errores médicos que dejó de usarse hace tiempo, la TEC sigue utilizándose hoy en día.

La TEC se aplica, bajo condiciones muy rigurosas, en pacientes con depresión severa que no responden a tratamientos con medicación. Consiste en la aplicación de una descarga eléctrica en la cabeza de unos 40 segundos. Se aplica dos o tres veces por semana hasta un máximo de 12 sesiones. El paciente está bajo anestesia general de corta duración y se le administran miorrelajantes de modo que no se producen espasmos musculares. Después de despertar el paciente esta bajo observación y reposo relativo el resto del día.

La eficacia en el tratamiento de la depresión severa está demostrada y es efectiva en más de la mitad de los casos, aunque sus efectos suelen ser temporales.

Uno de los efectos secundarios más notorios es la amnesia. El paciente pierde los recuerdos hacia atrás, olvidando los acontecimientos previos a la TEC hasta un periodo de tiempo variable. Después los va recuperando desde atrás hacia adelante, hasta el momento de la administración de la TEC. Esto muestra que los recuerdos son débiles cuando se forman y que el paso del tiempo los va consolidando. Los ya consolidados no se ven afectados por la TEC.

No se sabe cómo funciona la TEC pero parece que reduce la actividad neuronal y específicamente la hiperactividad de la zona cerebral que está causando la depresión.

Se supone que la parte del cerebro responsable de los sentimientos depresivos influye de manera anormal sobre la región responsable de los pensamientos y la concentración. La TEC reduciría esta hiperconectividad y el paciente estaría menos pendiente de sus sentimientos depresivos quedando más libre para ocuparse de otras sensaciones más positivas.

Los datos inducen a pensar que medicamentos más específicos pueden actuar sobre la zona causante de la depresión. También que técnicas más localizadas como la estimulación transcraneal magnética TMS pueden producir efectos similares sin afectar a todo el cerebro.

La terapia electroconvulsiva no es un plato de buen gusto, pero supone un alivio de los síntomas depresivos en casos graves con tendencias suicidas y vida muy limitada por la enfermedad. En espera de que surjan otras técnicas o medicamentos, hoy sigue en uso.





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