¿Cómo funciona el espíritu navideño? ¿Dónde se encuentra? ¿Qué nos produce? Esta y otras preguntas son la base para esta navideña investigación realizada por la Universidad de Copehnhage
¿Qué ocurre cuando le dejas a un científico que investigue lo que le de la gana? Cualquier cosa es posible, y más en Navidad. Y es que las luces, los dulces, la música, la gente... al final todo te lleva a ver estos días con un tono distinto. Incluso si te encuentras en el laboratorio. Entonces es cuando a ese científico le da por preguntarse cosas: ¿de dónde viene esta sensación? ¿Cómo funciona? ¿Podrá medirse? Así es como nos topamos con investigaciones como la de la universidad de Copenhage quienes han enganchado una serie de cables a la cabeza de diversas personas y se han puesto a medir el espíritu navideño de la gente.
El espíritu navideño está en el cerebro
Así es como comienza la investigación, cuyo título dice: "Evidencias de una red neuronal asociada al espíritu navideño". En el estudio lo que han conseguido los investigadores es medir la actividad cerebral existente en las personas que viven las festividades y compararlas con las personas que menos atraídas por estas fechas. Para ello lo único que han necesitado es escanear el cerebro de los sujetos mientras les hacían ver imágenes relacionadas con la Navidad e intercaladas con otras cotidianas. Pero no pensemos que hace falta abrirle la cabeza a nadie para ello. Para analizar la actividad cerebral sólo es necesario emplear un escáner de resonancia magnética funcional, llamado también fMRI, con el que se mide el flujo de sangre en el cerebro. Esta medida es un indicador de la actividad ya que muestra qué áreas se están usando con más intensidad en el momento.
En este caso particular, es precisamente cuando estaban viendo las imágenes con motivos navideños. Para anotar la diferencia se separó a dos grupos (a los cuales se sometió a un test para diferenciarlos entre "navideños" y "no navideños"). Así, los resultados muestran una diferencia de las partes del cerebro que se activan en el grupo navideño ante las imágenes de las fiestas. En conclusión, lo que se obtiene es un "mapa" cerebral de las áreas que se activan gracias al "espíritu navideño". Además, por supuesto, de mostrar que dicho espíritu, más que en nuestros corazones, se encuentra en nuestro cerebro.
En busca de las fiestas
Pero, ¿para qué sirve analizar el espíritu navideño en un laboratorio? Bueno, esta investigación se une a ese cúmulo de estudios que pretende analizar pequeños detalles de nuestra vida. Eso no quiere decir que no pudiera tener una aplicación práctica en el futuro, por supuesto. Entender cómo nos enfrentamos a diversas situaciones cotidianas, así como la reacción de nuestro cerebro, puede abrir puertas a nuevos tratamientos, hipótesis o mecanismos que permitan tratar algunas enfermedades. Enfermedades como la depresión, la apatía o la desidia patológica podrían tener mucho que esconder en estas mismas regiones.
Los investigadores pondrán "a prueba" otras festividades con diferente origen cultural
Por otro lado, por supuesto, sigue estando la curiosidad científica. ¿Qué despiertan las fiestas en nuestro cerebro? El mismo equipo de investigadores ya ha dicho que va a seguir investigando. Para ello pondrán "a prueba" otras festividades (de otras culturas también) así como lo han hecho con el espíritu navideño. La intención, por supuesto, es conocer más sobre las áreas del cerebro que se activan ante ellas: ¿serán las mismas? Según los resultados obtenidos, las áreas que participan en el espíritu navideño son la corteza motora primaria y la corteza premotora, el lóbulo parietal superior, el lóbulo parietal inferior y la corteza somatosensorial primaria. Estas son zonas conocidas por su asociación con la espiritualidad, la autotrascendencia y el reconocimiento de emociones faciales, entre otras muchas funciones.
¿Qué ocurrirá con otras fiestas? Cabe esperar un resultado similar, por supuesto. Pero ¿y si no fuera así? Otra cuestión ¿se podrá medir la "calidad" del espíritu de una fiesta? Es decir, si se activan ciertas zonas y con cierta intensidad ¿servirá para medir la calidad de la sensación? Probablemente no, pero no deja de ser curioso. Al fin y al cabo, investigaciones como esta sirven precisamente para hacernos más preguntas. Porque, ¿a quién se le habría ocurrido antes medir el espíritu navideño? Pues probablemente a más de un científico se le habrá pasado por la cabeza mientras miraba fijamente a un árbol de Navidad.
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