De toda la vida –bueno, desde que sabemos que existe– a los estudiantes de medicina se les ha dicho que no hay conexión entre el cerebro y el sistema linfático, pero dos recientes estudios independientes parecen demostrar que esto en realidad no es así.
Por una parte Antoine Louveau y Jonathan Kipnis de la Universidad de Virginia y por la otra Aleksanteri Aspelund y Kari Alitalo de la Universidad de Helsinki han descubierto que hay vasos linfáticos «camuflados» en el cerebro que conectan este con los ganglios linfáticos cervicales.
Estos vasos linfáticos del cerebro habían pasado desapercibidos porque van muy pegados a los vasos sanguíneos de este y nunca antes habían sido vistos; por lo visto hay que saber que están ahí para encontrarlos.
En el caso de Louveau y Kipnis lo que les llevó a encontrarlos fue encontrarse concentraciones de células inmunes en ciertas regiones de meninges de ratón que estaban estudiando. Al estudiarlas con más detenimiento descubrieron que estas no se encontraban dentro de vasos sanguíneos, como creían al principio, sino de vasos linfáticos que van pegados a estos.
Su trabajo está publicado como Structural and functional features of central nervous system lymphatic vessels.
Los vasos linfáticos del cerebro se ven en rojo en este cerebro de ratón; los vasosn sanguíneos en verde - Antoine Louveau vía Cosmos Magazine
En el caso de Aspelund y Alitalo fue su descubrimiento previo de que el Canal de Schlemm, una estructura situada en el ojo, era un vaso linfático y no un vaso sanguíneo como se creía antes, lo que les hizo sospechar que en el cerebro podía pasar lo mismo ya que ambos, junto con la placenta, el feto, y los testículos manifiestan lo que se conoce como privilegio inmune.
Estudios realizados en ratones transgénicos les permitieron identificar la existencia de estos vasos linfáticos en el cerebro de esos ratones.
Su trabajo está en A dural lymphatic vascular system that drains brain interstitial fluid and macromolecules.
El descubrimiento de estos vasos linfáticos en el cerebro es muy importante, porque si comprobamos que estos también existen en el cerebro humano puede abrir el camino a nuevos tratamientos para enfermedades neurológicas como el alzheimer y el parkinson, o incluso a descubrir su origen, ya que sistema linfático juega un papel fundamental en el sistema inmune y en la eliminación de residuos de nuestro cuerpo.
Por supuesto nadie puede asegurar que vaya a salir nada de estos nuevos estudios, aunque antes nadie habría mirado ahí.
La existencia de estos vasos linfáticos en el cerebro podría además ayudar a acabar de explicar el funcionamiento del sistema glinfático, otro –o puede que el mismo– mecanismo de limpieza de desechos del sistema nervioso central descubierto hace pocos años en la Universidad de Rochester y publicado en A Paravascular Pathway Facilitates CSF Flow Through the Brain Parenchyma and the Clearance of Interstitial Solutes, Including Amyloid β.
(Vía Cuaderno de ciencias).
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