En Tokio se encuentra el Museo del Calcetín, en la ciudad sueca de Jönköping se ubica el Museo de las cerillas, el Museo de las falsificaciones se halla en París y en Italia existe un Museo de la Pasta. En Estados Unidos encontramos varios museos dedicados a la basura como el Trash Museum de Hastford, y en Londres podemos pasearnos por el Museo del Crimen de Scotland Yard. Museos para todos los gustos a los que tenemos que sumar el Museo de las Máquinas Recreativas Soviéticas situado en el sótano de una escuela de ingeniería de Moscú.
En la página de inicio del museo encontramos el siguiente texto explicativo:
Hay momentos dónde uno quiere volver durante un rato a la infancia. Había tantas cosas interesantes que no podemos evitar recordar felizmente en éstos días. A nuestra infancia soviética pertenecen los dibujos animados de Souzmultfilm, el Osito Olímpico, Planetario, lotería Sportloto, fútbol en el patio y muchas cosas más. Los veranos disfrutamos de los campamentos de pioneros en el Mar Negro, sonidos valientes de trompeta, marchas y canciones junto a la hoguera. Eran agradables los paseos con la familia y amigos por el Parque de Cultura, con bebida espumosa, helado y algodón de azúcar; y más — las Máquinas Recreativas.
Éstas llenaron gran parte de la infancia y la juventud de la gente soviética. Fueron creadas en fábricas secretas militares desde los años setenta hasta la Perestroika. Podéis ver estas máquinas; jugar y sentir el ambiente de la gran época en el Museo de Máquinas Recreativas Soviéticas. Actualmente en el Museo hay sobre 40 tipos de máquinas, de las cuales más de 20 funcionan. Los visitantes pueden probar suerte en el juego «Lucha Marina» (Batalla Naval), dónde el jugador es un capitán de submarino mirando por el periscopio e intenta torpedear los buques enemigos. También podemos encontrar el «Tankodrom» lleno de los tanques pequeños, el Pinball, el Hockey sobre hielo para dos o cuatro jugadores, el «Tirador certero» dónde ponemos a prueba nuestra puntería y los primeros videojuegos cómo la «Carrera de caballos».
Venid y pasad unos momentos maravillosos jugando y descubriendo la infancia soviética.
Maxim Pinigin, Aleksandr Wugman y Alexander Stakhanov son los responsables del rescate de este pedazo de la historia reciente de su país. El Museo también abre sus puertas como salón recreativo, los asistentes pueden disfrutar jugando con alguna de las 20 máquinas que aún funcionan. Los responsables de esta colección esperan que con el tiempo el número de máquinas recreativas aumente ya que varias están siendo reparadas. A través de la página web del museo podemos jugar a alguna de ellas. Demos gracias a estos chicos de la Universidad Técnica de Moscú por su iniciativa y por mantener vivas unas máquinas que parecían condenadas a perderse en el olvido.
Las máquinas recreativas no llegaron a Rusia, entonces URSS, hasta 1971, y lo hicieron a través de una feria en el famoso parque Gorki. Cuatro años más tarde las máquinas empezaron a aparecer como setas por todo el territorio soviético. Durante esos cuatro años el ejército, el único con la maquinaria y la financiación suficiente como para hacerlo, se dedicó al desarrollo de estas máquinas para – según palabras de un alto cargo - “ entretener y proporcionar diversión a nuestros jóvenes al mismo tiempo que desarrollan y potencian sus habilidades visuales”.
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