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domingo, 8 de abril de 2012

Los extraños orígenes de las empresas de tecnología

Es difícil imaginar que Samsung se dedicara en sus inicios a la venta de pescado seco, o que Nintendo pudiera tener entre sus múltiples negocios un hotel del amor y una cadena de televisión. Y sin embargo, así fue. Es parte de su historia. En este artículo, que puede dar lugar a una pequeña serie dependiendo del interés que despierte, exploraremos el extraño orígen de tres empresas relacionadas con la tecnología: Samsung, Nintendo y Dell.

Samsung: pescado seco y verduras

En 1938 Byung-Chull Lee, heredero de una rica familia de terratenientes surcoreana, fundaba Samsung Sanghoe, una pequeña empresa de 40 empleados dedicada al comercio y al transporte de pescado seco, verduras y fideos.

Oficinales originales de Samsung Sanghoe

Poco tiempo después, y gracias al buen hacer de su fundador y a sus contactos, Samsung, que significa 3 estrellas en coreano, ya había extendido sus operaciones a Hong Kong, Macao, Singapur y otras regiones del sureste asiático y en 1950, cuando estalló la guerra civil que dividiría Corea en dos definitivamente, Samsung ya era una de las empresas más importantes del país.

Tras un corto periodo de interrupción debido al conflicto, en 1951 la compañía volvió a retomar sus operaciones y Samsung continuó diversificándose e industrializándose, convirtiéndose en un enorme conglomerado con los más diversos intereses.

Sin embargo, no es hasta finales de los años 60, en enero de 1969 concretamente, cuando se funda Samsung Electronics, cuyo primer negocio fue la fabricación de televisores en blanco y negro (modelo P-3202).

Nintendo: yakuzas, taxis y hoteles del amor

Antigua placa de Nintendo en Kioto
Hace la friolera de 123 años, en 1889, Fusajiro Yamauchi, bisabuelo del que sería tercer presidente de la compañía, Hiroshi Yamauchi, aprovechaba la reciente legalización de algunos juegos de cartas en el país del sol naciente para fundar Nintendo Koppai, una empresa dedicada a fabricar naípes (cosa que aún siguen haciendo en Japón, por cierto, utilizando ilustraciones de algunos de sus personajes más conocidos).

Estos naípes, fabricados y pintados de forma artesanal, se hicieron tremendamente populares, hasta el punto de que Nintendo se convirtió en el principal fabricante del país, y en la marca más utilizada en los salones de apuestas de los yakuzas.

Naípe hanafuda de Nintendo

60 años después, en 1949, un joven Hiroshi Yamauchi de sólo 22 años, que se había hecho cargo de la compañía tras un ataque al corazón de su abuelo, con la ambición propia de su edad, empezó a diversificar su negocio probando suerte con todo tipo de aventuras empresariales, con los más diversos resultados: desde una marca de arroz instantáneo a una cadena de televisión, pasando por un hotel del amor, del que el propio Hiroshi era un gran aficionado, a pesar de estar casado; y por una compañía de taxis, que se vió obligada a cerrar por las fuertes negociaciones con los sindicatos.

En 1966 prueban suerte en el mercado del juguete y logran un relativo éxito con aparatos como la “Ultra Hand”, una mano extensible creada por el malogrado Gunpei Yokoi, responsable de otros grandes éxitos de Nintendo como la Gameboy.

En 1974 la empresa tendría sus primeros coqueteos con el mercado del videojuego tras hacerse con los derechos para distribuir la consola Magnavox Odyssey en Japón.

Nintendo empezó a fabricar su propio hardware en 1977, en forma de una serie de consolas (Color TV Game) con moderadas ventas y que sólo se distribuyeron en Japón.

En 1980, gracias de nuevo a Gunpei Yokoi, Nintendo lanza la Game & Watch, que sería un éxito en todo el mundo y en 1983, al fin, la Nintendo Family Computer o Famicom, conocida fuera de Japón como Nintendo Entertainment System (NES).

Dell: en la residencia de estudiantes

Todos conocemos la historia de cómo Steve Wozniak y Steve Jobs construyeron los 50 primeros Apple I en el garage de la casa de los padres adoptivos de Jobs. Más recientemente, y gracias a la magia del cine, asistimos a la creación de Facebook en la habitación de un colegio mayor de Harvard. Pero hay otra gran empresa de la lista Forbes que también dio sus primeros pasos en la habitación de una residencia de estudiantes.

En 1977 Michael Dell era un niño de 12 años muy aficionado a los sellos, afición a la que le había introducido el padre de su mejor amigo. A este niño de 12 años se le ocurrió que podía ser divertido montar su propia subasta de sellos, así que convenció a una serie de coleccionistas de que reunieran los sellos que querían vender, publicó un anuncio de “Sellos Dell” en una revista especializada y creó un catálogo que enviaba por correo a la gente que se lo pedía. Ganó 2000 dólares en esta, su primera aventura empresarial.

Unos años después, cuando sólo tenía 16 años, consiguió un trabajo de verano vendiendo suscripciones al Houston Post. El periódico les proporcionaba una lista con cientos de números telefónicos a los que llamar en busca de nuevos clientes. Dell se dio cuenta de que el porcentaje de personas que terminaban suscribiéndose al periódico era muy bajo, a excepción de dos grupos de población concretos: los recién casados, y los que acababan de mudarse a un apartamento nuevo.

Indagando, Dell descubrió que, cuando una pareja quiere casarse en Texas, debe acercarse al registro civil del condado y proporciona una dirección a la que enviar la licencia matrimonial, una información que en Texas era pública. También descubrió que algunas compañías recopilaban listas de personas que habían pedido préstamos hipotecarios. Armado con estas dos listas, se dirigió a estos clientes altamente potenciales mediante cartas personalizadas. Ese año ganó 18000 dólares, más que su profesora en el instituto.

Pero los negocios no eran la única afición de Michael. Su primer ordenador, un Apple II que compró con su propio dinero, y que no era precisamente barato, acabó desmontado nada más entrar por la puerta por su interés en saber cómo funcionaban por dentro. También en esto vió una oportunidad comercial. Empezó a comprar componentes, a ensamblar ordenadores y venderlos.

Pero llegó 1983, y con ellos los 18 años. Michael tuvo que mudarse al campus de la Universidad de Texas, donde, en teoría, estudiaría para ejercer la medicina, como su padre y su hermano. Y aunque el muchacho estudiaba, lo que en realidad le interesaba era el pequeño negocio que había montado en su habitación de la residencia de estudiantes y por el que llegó a ser una pequeña celebridad en el campus: la habitación 2713 del Dobie Center. En ella seguía montando y vendiendo ordenadores, y ocultaba las piezas en la bañera cuando su familia iba a visitarle, preocupado porque pensaran que no dedicaba suficiente atención a sus estudios.

En enero de 1984, con sólo 19 años, Dell dio el gran paso y registró su negocio en el estado de Texas bajo el nombre de “PC’s Limited”. Sólo el primer año, la empresa ganó más de 70 millones de dólares. Dos años después ya contaba con 250 empleados. Y en 1992, 8 años después, la compañía entraba en la lista Fortune, convirtiéndose su dueño en el CEO más joven en lograrlo hasta ese momento.

Hoy en día Dell Inc. cuenta con más de 100.000 empleados, principalmente en India y Estados Unidos, y unos ingresos netos de 3500 millones de dólares anuales.



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