Una de las aplicaciones de la robótica es la asistencia o sustitución de los humanos en la realización de tareas y rutinas, algo que podemos ver en almacenes logísticos, cadenas de montaje o incluso hospitales. Hace varios meses, Corea del Sur anunció su intención de desplegar robots en sus prisiones para vigilar a los reclusos, evitar que los vigilantes hicieran la ronda nocturna y detectar cualquier intento de suicidio. La idea era arrancar un piloto en esta primavera y evaluar el uso de los robots, algo que el país ya está realizando.
El robot, que actúa como vigilante de prisiones, dista un poco del boceto inicial pero sus funciones responden al esquema planificado: vigilar por los corredores de la prisión (librando a los funcionarios de la prisión tener que hacer la ronda nocturna), analizar el lenguaje corporal de los reclusos (para evaluar su estado anímico y evitar suicidios) y enviar todos los datos captados por sus cámaras y sensores al centro de control de la prisión para su análisis e interpretación.
Gracias a varias cámaras, incluyendo una cámara 3D, unos altavoces, un micrófono y el software de análisis con el que está equipado este vigilante de nueva generación, el robot puede “hablar” a los reclusos (proyectando la voz del equipo de control de la prisión), enviar imágenes al centro de control que, además, puede controlar al robot usando dispositivos móviles, detectar cualquier conato de incendio y enviar una alarma o prevenir y detectar cualquier tipo de agresión a los internos.
El sistema de prisiones de Corea, por ahora, está evaluando el uso del robot en un entorno real para ver si podrían desplegarlo en todo el sistema penitenciario, aún así ya están pensando en posibles mejoras y evoluciones de este vigilante de prisiones para que pueda realizar, por ejemplo, registros corporales.
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