Desde que en 1960 se construyese el primer láser, las aplicaciones de estos dispositivos son cada vez mayores y están presentes en muchos ámbitos de nuestro día a día o de nuestro tejido productivo. Ayer dedicábamos unos minutos, precisamente, a comentar un trabajo de investigación de la Universidad Libre de Berlín y la Universidad de Ginebra en la que estudiaban el uso del láser para provocar la lluvia y solucionar así los problemas de sequía. Uno de las barreras de esta línea de trabajo era que para poder “disparar” al cielo el haz láser y provocar lluvia era necesario un láser de gran potencia. Quizás en el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore de Estados Unidos podrían echar una mano a estos investigadores porque en estas instalaciones se encuentra el que, hasta la fecha, es el láser más potente conocido y, la verdad, es que la potencia emitida no es cualquier cosa: 500 billones de vatios.
Efectivamente, 500 billones de vatios (o 500 trillones anglosajones o 500 teravatios) ha sido la cifra que ha alcanzado el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore en un “disparo” histórico que posiciona a este laboratorio en una cifra de récord jamás alcanzada. Quince años de trabajo han sido necesarios para poder construir este gigantesco láser que el pasado 5 de julio marcó un hito en el campo de la fotónica puesto que esta cantidad de potencia, por ejemplo, es mil veces superior al consumo medio de todo Estados Unidos o 12.500 veces el consumo eléctrico del Reino Unido.
Con unos datos así, reconozco que la primera imagen que me viene a la mente es la del rayo disparado por la Estrella de la Muerte en Star Wars; sin embargo, el láser desarrollado por este centro de investigación disparó 192 haces (o rayos) en la longitud de onda de los rayos ultravioleta y concentrados en un espacio de 2 milímetros de diámetro. ¿Y cómo se puede controlar algo así? Este láser tan espectacular disparó estos 192 haces de luz de uno en uno pero con una conmutación extremadamente rápida entre ellos (apenas unas trillonésimas de segundo).
¿Para qué puede servir un dispositivo de estas características? Este hito consolida al Laboratorio Nacional Lawrence Livermore que, desde hace años, siempre ha sido considerado un lugar de referencia en cuanto al diseño y fabricación de láseres de alta potencia y eficiencia. Con este desarrollo, el centro de investigación abre la puerta a otros investigadores para aplicar este tipo de láseres de alta potencia en muchos ámbitos como las telecomunicaciones, la defensa o las energías limpias.
Sencillamente, impresionante.
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