(Voz de documental antiguo) «Y esto, jóvenes amigos, es lo que llamamos un cerebro mecánico capaz de ayudar a los ingenieros aeroespaciales en los más difíciles cálculos».
Y es que al mismo tiempo que los primeros ordenadores (fuera cual fuera el primero, que no está muy claro) realizaban sus primeros pinitos, ya se realizaban cálculos mecánicos con ayuda de engranajes, ruedas dentadas y el engrase adecuado.
Este modelo estaba instalado en UCLA y lo llamaban analizador diferencial. Un punto precioso es que además de realizar los cálculos contaba con un primitivo plotter con el que dibujar las soluciones en forma de elegantes curvas.
«Y gracias a estas maravillas tecnológicas podemos diseñar poderosos y gigantescos cohetes, algo que pronto será común en nuestra realidad del día a día» (Fin). Ahí, desde luego, lo clavaron.
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