No vi en su día este vídeo de SolidSmack que muestra el proceso completo para duplicar una llave a partir de una fotografía del original y abrir una cerradura convencional sin mayores problemas, en cuestión de minutos.
El proceso pasa por fotografiar la llave y la cerradura; gracias a eso se obtiene una imagen bastante parecida a la llave original que puede afinarse un poco en un programa de CAD. La impresión requiere unos 12 minutos en total (hoy en día, probablemente menos). Se recorta con cuidado del plástico de impresión y ¡voilà! La cerradura abre perfectamente.
La imagen de la foto de la llave se utiliza para crear los «dientes»; la de la cerradura para copiar las hendiduras longitudinales que varían según el modelo de llave.
La técnica no es nueva: hace unos seis años explicábamos cómo los expertos en seguridad podían copiar llaves a distancia con tan solo una fotografía captada con teleobjetivo (incluso a 60 metros de distancia). La razón es que los pines de las cerraduras son un tanto «digitales»: separan los pines a intervalos regulares («alturas» o «escalones»), unos 10 en total. Con esos datos normalizados y ciertos truquis se puede programar una máquina duplicadora para crear una copia exacta.
Naturalmente estos conocimientos deben usarse no para finalidades malignas sino para casos en los que olvidas las llaves o las pierdes, algo que en Estados Unidos resuelven con un servicio llamado Key.me que se basa más o menos en esta idea y en quioscos automáticos situados en tiendas 24h.
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