Bueno, no es tan espectacular como puede parecer de entrada, pero ahí queda el avance: células de piel humana reforzada con tela de araña resistiendo el impacto de una bala que vuela a 329 m/s. La piel puede que no se rompa, pero la bala –junto con la piel– penetra tras un impacto más que respetable y claramente doloroso... en el mejor de los casos.
Más en Bulletproof skin stops a speeding gunshot, en New Scientist.
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