Un par de semanas atrás el Tribunal de la Haya sentenció que Ziggo, el mayor proveedor de Internet en los Países Bajos, y XS4ALL, otro ISP de la región, tenían que bloquear el acceso a The Pirate Bay (o TPB). A regañadientes, ambos cumplirán con el mandato este 1 de febrero pero para BREIN, grupo antipiratería que inició los trámites legales, esto no es suficiente y ahora han pedido a otros dos proveedores de servicios de Internet del país, KPN y T-Mobile, que también bloqueen The Pirate Bay. Por suerte, pincharon en hueso.
Ambas compañías han dicho que no piensan acceder a las exigencias de BREIAN y que solamente bloquearán TPB si un juez lo ordena mediante sentencia judicial. Según declaraciones de KPN:
KPN considera que el bloqueo de sitios web es una medida drástica que requiere una orden judicial. KPN no cree que el bloqueo sea la solución adecuada. Lo que se necesita son modelos atractivos fáciles de usar y que ofrezcan un trato justo a los productores y consumidores de contenidos.
Por su parte, T-Mobile también destacó su compromiso por una Internet abierta:
T-Mobile apoya firmemente una Internet abierta y está en contra de cortar el acceso a sitios web. La ley holandesa es muy clara en cuanto a bloquear el acceso a Internet. T-Mobile sólo responderá a una sentencia judicial, no a las demandas de una fiesta privada como BREIN.
¿Qué pasará ahora? Seguramente lo mismo que en ocasiones anteriores: el grupo antipiratería iniciará los trámites legales para pedir que T-Mobile y KPN corten el acceso a TPB, el juez de turno emitirá orden de bloqueo y los usuarios encontrarán en menos de 24 horas formas de saltárselo y otras alternativas para seguir descargando.
Pero la cuestión verdaderamente interesante a hacerse no es esa. El caso da pie, especialmente ahora que Twitter y su censura o no censura está en boca de todo el mundo, a reflexionar sobre otro asunto de importancia: si el bloqueo de sitios choca contra los principios morales de una empresa, ¿cómo debería proceder?
En general no cumplir la ley, por mucho que esta no guste, tampoco es muy moral que digamos y eso también causaría a las empresas muchos problemas que terminarían repercutiendo en sus ganancias. La insurrección pues no es el camino, pero lo que sí tengo muy claro es que las compañías deben luchar contra este tipo de sentencias y leyes que promueven el el arresto de Internet con todas las herramientas legales de las que dispongan, más allá de por consideraciones morales porque dichas leyes y órdenes judiciales repercuten directamente en el buen funcionamiento de las compañías y les generan gastos que no tendrían por qué pagar.
O dicho de otra forma: la pelota está en el tejado de todos, no solamente en el de los usuarios, y las empresas relacionadas con Internet deben participar activamente en la lucha contra la orgía del copyright. Doblarse al igual que hace el junco y soltar cuatro pataletas, como por ejemplo hicieron las tecnológicas españolas ante la Ley Sinde, esta vez no sirve, a nadie.
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