La neutralidad de la red está en peligro en varias regiones del mundo, con el epicentro en Estados Unidos. Hay formas de defenderla desde hoy mismo, estés donde estés, también a largo plazo.
En julio de 2010, con Sebastián Piñera como Presidente, Chile marcó un hito para la historia al convertirse en el primer país del mundo en aprobar una ley declarándose favorable a la neutralidad de la red. Lo hizo con la Ley Nº 20.543, en la cual recoge en varios puntos qué entiende por "neutralidad de la red" y cómo actúa el Estado para protegerla. El punto más interesante es el apartado "a":
No podrán arbitrariamente bloquear, interferir, discriminar, entorpecer ni restringir el derecho de cualquier usuario de Internet para utilizar, enviar, recibir u ofrecer cualquier contenido, aplicación o servicio legal a través de Internet, así como cualquier otro tipo de actividad o uso legal realizado a través de la red. [...]
Es decir, Chile se comprometía a velar por que cualquier proveedor de servicios de internet ofreciese un uso libre del acceso a la red, sin poder segmentar el servicio ni diferenciando el uso que le va a dar cada usuario, ni crear restricciones. Por ejemplo, no estaría permitido comercializar un pack de acceso en el que un tipo de servicios (P2P, VoIP, streaming de vídeo o audio, juegos online) estuviesen penalizados respecto a una mera navegación web.
El 3 de abril de este año, la Eurocámara aprobó leyes a favor de la neutralidad de la red, incluido el fin del roaming, a través de su iniciativa Connected Continent. Una vez más, se dejó clara la intención final de defender este principio, especialmente a través de la enmienda 234:
Neutralidad en la red es el principio en el cual todo el tráfico de internet debe ser tratado de la misma manera, sin discriminación, restricción o interferencia, independientemente de quién lo envía, quien lo recibe, el tipo, contenido, servicio o aplicación.
Poco después, Brasil también se sumó con una ley similar. A finales de ese mismo mes llegaron malas noticias desde Estados Unidos, donde ya se estaba gestando un conjunto de nuevas fórmulas mediante las cuales las operadores pasarían a paquetizar ofertas que aglutinen un tipo de uso concreto de Internet, o a la posibilidad de priorizar el tráfico de los usuarios en base al plan que cada uno haya escogido, o a lo que pueda permitirse pagar. Allí se distingue entre "transmisores comunes" (ISP), quienes no pueden modificar la neutralidad, y "transmisores privados" (compañías de telefonía móvil o de TV por cable), a las cuales se les considera prestadores de un servicio de privado a privado, y por tanto pueden decidir libremente cómo estructuran su infraestructura y servicio. Los comunes quieren pasar a ser privados para poder tener más libertad con su negocio y, previsiblemente, cargarse la neutralidad de la red.
En España, las operadoras móviles se han saltado la neutralidad de la red de forma habitual en las tarifas móviles. Y por algún motivo, nunca se alzó la voz demasiado. Aceptamos que el principio de la neutralidad de la red aplicaba a conexiones domésticas, pero que tener internet en el móvil ya era un favor suficiente como para protestar por no poder hacer tethering, no poder hacer llamadas VoIP o no poder ejecutar aplicaciones P2P. Hace un año, Tuenti Móvil fue un poco más allá con Zerolímites, una tarifa de 1 GB de datos, superados los cuales se podía continuar utilizando internet móvil para navegar por la red social Tuenti. El siguiente paso previsible por parte de telecos, a medio y largo plazo, será cargarse la neutralidad de la red también en conexiones domésticas.
¿Cómo defender la neutralidad de la red desde hoy mismo?
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No caigas en sus trampas. Puede resultar muy tentador decir "sí" a una tarifa que permita utilizar Facebook y Twitter sin que el uso de estos computen dentro del consumo de datos móviles. Y más si te la venden como "Tarifa Social" o algún invento marketiniano. La prioridad siempre debe ser que la red sea neutral y nunca primen unos contenidos sobre otros.
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No cedas, tampoco en las encuestas. Es usual que las operadoras hagan estudios de mercado para tantear a clientes de cara a futuros lanzamientos a través de empresas como Nicequest, GfK, o MySurvey entre otras. En ellas se proponen escenarios hipotéticos a los usuarios, a quienes se les recompensa económicamente o en especie por responder. Si utilizamos estas plataformas, debemos ser tajantes: nunca, de ninguna manera, contrataríamos un plan de internet que no respetase el principio de la neutralidad. Incluso aunque a priori nos saliese más barato para nuestro uso habitual.
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Huye de operadoras que no se muestren favorables a la neutralidad de la red. Aunque tu contrato con ellas sea el de una tarifa que sí la respete, si existen "carriles rápidos" en forma de tarifas más caras hacia los que se priorizará el tráfico de sus usuarios, es mejor abandonar y apostar por una operadora alternativa, aunque sea mucho más pequeña, si no segmenta sus ofertas de esta forma. Así se vería la web de implementarse estos "carriles rápidos" (que por tanto provocaría que hubiesen "carriles lentos"):
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Deja constancia de tu postura. En Change hay varias campañas abiertas. En Estados Unidos hay otra campaña contra los planes de la FCC, la de #StopTheSlowLane.
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Por supuesto, vota a partidos políticos que promuevan la neutralidad de la red. De poco sirve cumplir los puntos anteriores si acabamos votando a políticos que no se mojan o directamente no defienden el principio. En sus manos también está ayudar a protegerla a largo plazo.
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Ayuda económicamente a los activistas. La iniciativa estadounidense Save the Internet recoge fondos a partir de donaciones desde 10 dólares para quienes dedican gran parte de su tiempo a la lucha para mantener la neutralidad. Otra entidad con solera en la defensa de estos deechos es la Electronic Frontier Foundation.
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