En muchos países, como por ejemplo en Francia, existen límites de velocidad distintos si conducimos en un día soleado o si lo hacemos con lluvia o nieve; algo que tiene bastante sentido porque las condiciones de la calzada no son óptimas y, además, se disminuye la visibilidad (sobre todo si llueve de manera copiosa). Si bien los neumáticos son cada vez mejores y permiten una mayor adherencia al asfalto, la pérdida de visibilidad es un factor que hasta ahora no se había podido abordar pero parece que un equipo de la Universidad Carnegie Mellon podría acercarse a mitigar este problema. ¿Y cómo mejorar la visibilidad en un día lluvioso? El equipo de investigación ha desarrollado un sistema de iluminación para automóviles capaz de adaptarse a las condiciones de contorno y hacer que la luz no se refleje en la lluvia, permitiendo ver a través de las gotas de agua o de nieve.
¿Evitar que la luz se refleje en el agua? ¿Ver a través de la lluvia? Aunque pueda sonar bastante raro, el efecto del sistema de iluminación que han desarrollado en la Carnegie Mellon es, precisamente, ése y han conseguido “no iluminar” el agua pero sí el resto del entorno.
Esta iluminación selectiva, desarrollada por el profesor de Ciencias de la Computación Srinivasa Narasimhan y su equipo de investigación, utiliza un proyector digital que ilumina las gotas de lluvia durante unos milisegundos para que una cámara capture la ubicación de cada una de las gotas de lluvia iluminadas por el haz de luz. En base a esta detección, el sistema estima cuál será la trayectoria de caída de cada una de estas gotas de lluvia con la idea de evitar que se envíen rayos de luz en dicha dirección, obteniéndose así una iluminación selectiva.
Al no iluminar las gotas de agua, mientas éstas caen, la sensación para el observador es que éstas no interfieren en su campo de visión puesto que no reflejan la luz y permanecen oscuras, permitiendo poder observar el entorno en un rango de unos 3 a 4 metros de alcance (que es el rango de alcance del proyector y coincide con la distancia que los expertos consideran que este tipo de perturbaciones puede provocar distracción a un conductor, según las pruebas realizadas con un Toyota Prius).
Lógicamente, un sistema como éste debe ser probado a diferentes velocidades de crucero (pensando en su uso en un coche) y con distintas intensidades de lluvia y, por los resultados que ha presentado el equipo, el sistema podría tener muchas posibilidades de formar parte de una nueva generación de vehículos mucho más seguros. Por ahora, a bajas velocidades de crucero, el sistema es capaz de “hacer invisible” la lluvia y a velocidades mayores, mejora sensiblemente la visibilidad (70% de mejora a 30 kilómetros hora y un 20% de mejora a 100 kilómetros hora).
El equipo espera mejorar aún más los resultados utilizando cámaras de mayor resolución pero las mejoras en precisión podrían hacer aumentar el tamaño del sistema y su coste pero, solamente con el prototipo actual, podrían mejorarse las capacidades de muchos vehículos y, seguramente, redundaría en una disminución de los siniestros de tráfico debidos al mal tiempo.
Imágenes: Carnegie Mellon
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