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sábado, 14 de julio de 2012

Magnetismo para estimular el cerebro

El cerebro es un órgano eléctrico. Es por lo tanto susceptible de ser estimulado con microelectrodos. Pero también con magnetismo. Ahora, científicos están explorando la posibilidad de implantar diminutas bobinas magnéticas que puedan modificar la actividad cerebral.

Estimulación transcraneal magnética

El uso de microelectrodos es cada vez más extendido. El caso más notable es el del implante coclear. Un dispositivo que tiene varios componentes. Uno de ellos es un micrófono que registra el sonido. A través de unos cables se transmiten las señales generadas hasta el nervio auditivo. De esta forma el dispositivo se salta el oído y estimula directamente el nervio. El implante coclear ha resultado un enorme alivio para personas sordas de nacimiento. Doscientas mil personas en el mundo los usan.

La tecnología de implantación de electrodos también se usa en el cerebro. Es la llamada estimulación profunda del cerebro (DBS por sus siglas del inglés Deep Brain Stimulation). Se usa en el párkinson, en la depresión profunda e incluso en la epilepsia. La idea es producir una estimulación que restaura el ritmo normal de descarga neuronal en el cerebro.

El reverso de la estimulación eléctrica es el magnetismo. La estimulación trascraneal magnética (TMS) consiste en una bobina magnética que se aplica desde fuera del cerebro y produce un campo magnético que cambia el del cerebro y modifica su estado. La TMS se usa experimentalmente y está comenzando a usarse clnicamente. Aplicando un potente imán es posible que muevas tu mano sin desearlo.

Imanes cerebrales

Lo que ahora está en experimentación es el uso de pequeños imanes en lugar de electrodos o de grandes imanes. Tiene la ventaja de los electrodos en el sentido de que estimulan pequeñas partes del cerebro, no como la TMS que estimula grandes regiones. A su vez, su efecto varía con la orientación del imán.

En experimentos en la retina, la orientación del imán cambia las poblaciones de neuronas excitadas. Si el imán se sitúa paralelo a la retina, activa un grupo de células llamas bipolares. Si se posiciona perpendicular, activa otro grupo de células llamadas ganglionares.

Un nuevo avance en la estimulación del cerebro que puede permitir el alivio de múltiples enfermedades a las que hoy la medicación no da respuesta.





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