Un equipo de investigadores trabaja en una vacuna contra el cáncer que ayudaría a que nuestras defensas evitasen la expansión de las células enfermas por el cuerpo. Lo más prometedor de los experimentos es que la vacuna no tiene efectos secundarios adversos en el cuerpo, algo que no se había conseguido hasta la fecha.
Todos tememos cuando escuchamos la palabra cáncer, la enfermedad causante de más de 8,2 millones de muertes en todo el mundo durante el año 2012. Por esa misma razón, nos llenamos de esperanza al hablar de una cura o una vacuna contra el cáncer, algo que vemos siempre lejano pero que, afortunadamente, parece estar cada vez más cerca gracias a la ciencia. Según un estudio publicado por la revista Nature, un equipo de científicos está investigando cómo conseguir que nuestro sistema inmunitario ataque sólo y directamente a las células enfermas sin que implique efectos secundarios.
Hasta ahora, ha habido muchos intentos en busca de una vacuna contra el cáncer, pero el problema siempre ha sido el mismo: no se ha podido controlar contra qué luchan las defensas de nuestro organismo. Así, en algunos experimentos se logró que el sistema inmunitario luchase contra las células infectadas, pero no se pudo evitar que también intentase 'expulsar' a otras células sanas. Por tanto, la clave está en descifrar el mecanismo adecuado que permita activar un tipo de defensa que se centre sólo en las células cancerígenas y no afecte en nada más a nuestro cuerpo. Y justo en eso está trabajando el equipo investigador de Josef Penninger en el Instituto de Biotecnología Molecular de la Academia Austríaca de las Ciencias (IMBA por sus siglas en inglés).
La vacuna no curaría el cáncer, pero evitaría su extensión por el cuerpo (metástasis)
La clave del estudio en el que están trabajando son las denominadas células NK ('natural killers', o asesinas naturales), que son aquellas que defienden nuestro cuerpo ante virus, parásitos y cualquier otra amenaza dentro de nosotros. En el caso del cáncer, podrían evitar la metástasis, es decir, que la enfermedad se extienda por otras partes del cuerpo. El 90% de las muertes por cáncer se producen cuando ha habido metástasis, por lo que, si se encuentra una manera para frenar este proceso, el tratamiento podría ser mucho más efectivo.
El equipo liderado por Penninger ha experimentado con ratones (99% de nuestros genes coinciden con estos animales) y ha demostrado que es posible activar las células NK sólo contra el cáncer y, además, sin provocar efectos secundarios. Han descubierto que las células NK de una enzima inactiva conocida como Cbl-b atacaban de una manera mucho más precisa y efectiva a las células cancerígenas. También observaron que, en los ratones en los que la enzima Cbl-b fue 'borrada', el cáncer encontró menos lugares para expandirse y, por tanto, la tasa de supervivencia en esos casos era más alta.
Quizá el descubrimiento más interesante de la investigación ha sido que eliminar la enzima Cbl-b no tiene ningún efecto secundario en los ratones. La labor principal de las enzimas es activar las defensas de nuestro cuerpo, incluyendo las células NK, así que se sobreentendía que suprimir cualquier enzima podría tener consecuencias negativas para nuestro sistema inmunitario. Sin embargo, lo observado con esta enzima puede suponer un paso más hacia la esperada vacuna contra el cáncer, que no curaría como tal la enfermedad, pero impediría lo más peligroso: que se expanda.