El hallazgo ha tenido lugar en la localidad búlgara de Sozopol, en la costa de mar Negro. Dos esqueletos de la Edad Media que tenían una estaca clavada en su garganta y que vienen a sumarse a una larga lista de cadáveres desenterrados (más de 100) en fosas a través de Bulgaria. ¿Vampiros?
Sí, aunque no en el sentido que la literatura y el cine ha relatado en el tiempo. Bozhidar Dimitrov, director del Museo Nacional de Sofía, contó que los esqueletos encontrados tenían también los pechos perforados con barras de hierro.
La razón no es otra que el temor y las creencias que se tenían en la época. Mantener la estaca y las barras evitarían que los muertos se convirtieran en no-muertos. Una “tradición” que se llevó a cabo hasta principios del siglo pasado y que impediría a los “vampiros” regresar después de la muerte .
Según Dimitrov:
Estos dos esqueletos apuñalados con barras y estacas ilustran una práctica que era común en algunos pueblos de Bulgaria hasta la primera década del siglo 20. La estaca quedaba en sus cuerpos para evitar el aumento de “vampiros” después de que hubieran sido enterrados.
La gente creía que ciertos ciudadanos tenían el mal en vida y se creía que iban a convertirse en vampiros una vez muertos atormentando a la población.
En total y durante los últimos años se han encontrado más de 100 personas en toda Bulgaria cuyos cuerpos habían sido apuñalados para evitar su “vuelta a la vida”. Aún así el mismo Dimitriv apunta que este tipo de hallazgo continúa siendo popular por la propia palabra y su significado.
“Vampire” viene del término original eslavo “opyrb” o “opio”. Lo curioso es que no existía la creencia de mujeres vampiro, no tenían miedo de las brujas.
Creencias que ocurrieron durante la Edad Media en Bulgaria y otras partes de Europa y que en la mayoría de los casos, se tenía la idea de que alcohólicos, ladrones y asesinos eran posibles candidatos a convertirse en vampiros.
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